El bosque inmóvil

Ni luz, ni brisa, ni un susurro.

Ni rastro de vida en el bosque.

El espíritu del antiguo guerrero vaga solitario y arrastra su sombra sin percatarse del paso del tiempo. Ya no sabe si son meses, años o siglos, está condenado a continuar sin pausa su camino hacia ninguna parte. Hace mucho que olvidó que una vez tuvo alma.

Sin embargo, algo parecido a la esperanza le empuja a seguir adelante. Es solo un centelleo casi imperceptible pero, a menudo, la chispa prende en su vacilante ser.

Ha visto algo a lo lejos, una luz tenue en un mirador que le recuerda un paisaje de antaño, distinto a la espesura negra que le rodea. A lo mejor otro espectro que respira y sobrevive a duras penas como él, o puede que un resto de humanidad en el mundo inmóvil en el que habita.

Sus ojos fijan el objetivo y apresura el paso. Le parece que no avanza ni un milímetro, aunque la silueta va tomando forma. Observa el destello, “alguien me espera”. Se detiene de repente, por lo insólito del pensamiento, por la idea que, sin poder evitarlo, enciende su ánimo y arropa su cuerpo maltrecho. Una lágrima asoma “¿será posible?”

Detenerse ya no es una opción, su corazón ha retomado el latido y a su cabeza parece volver un mínimo de cordura.

Quizá ha terminado su purgatorio. O encontrará la nada.

Pero ya no hay alternativa, solo dar un paso tras otro, descubrir si aún existe alguna manera de volver al mundo anterior en el que vivía con los otros, poder estar de nuevo allí completo. Llegar.

juliusllopis.wordpress

2 respuestas a “El bosque inmóvil”

  1. Me he quedado con ganas de más!!!!!!

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